El CONSUMO nos CONSUME

Conciencia medioambiental y consumo responsable. Una vez que abres esta puerta no hay vuela atrás para volver sobre tus pasos. Confieso que me cuesta no sentirme responsable y culpable en algunos momentos por cada uno de mis actos de consumo. En realidad, todo acto de consumo está dirigido a un ataque medioambiental, social y a la propia salud. No es conveniente tomar una actitud radical porque corres el riesgo de volverte loco, un fanático anti sistema que parece no encajar en esta sociedad. Pero es cierto que el hecho de adquirir conciencia sobre el consumo de los recursos y la repercusión que tiene en la degradación de los sistemas, no permite quedarse impasible. Puedo hacer algo para cambiarlo, puedo hacer lo que está en mis manos, que mis hijos lo vean y aprendan este comportamiento, reconocerlo como una responsabilidad personal con el medio ambiente, con la dignidad humana y con la salud. Necesitamos entender que si no transformamos esta sociedad para que sea sostenible, estamos abocados a un escenario dramático que se está fraguando:
  • Hasta ahora hemos evitado una catástrofe por superpoblación porque hemos podido ampliar las fuentes de recursos y hemos incrementado su productividad (Por ejemplo, la producción agrícola de un terreno es hoy muy superior a la que se obtenía del mismo terreno hace 100 años)
  • Un consumo excesivo y una mala gestión de los residuos dan lugar a problemas medioambientales y espacios poco saludables como los grandes vertederos o las islas de residuos (inmensas acumulaciones de desperdicios, básicamente plásticos, que se concentran en zonas de los océanos debido a las corrientes marinas. Con el tiempo, los plásticos se descomponen y forman una "sopa tóxica" que representa un grave problema para la fauna y los ecosistemas marinos).
  • La obsolescencia programada es una técnica de producción en la que, transcurrido un periodo de tiempo calculado de antemano, el producto se vuelve inservible. Esto obliga a consumir nuevos productos, creciendo la demanda de materias primas y generando residuos innecesarios. Por ejemplo, para la fabricación de muchos aparatos electrónicos, se utiliza coltán, un mineral escaso y cuya explotación en países en vías de desarrollo ha generado graves problemas medioambientales y conflictos armados para asegurar su control.
  • La emisión excesiva a la atmósfera de gases implicados en el efecto invernadero están provocando el calentamiento global (Aumento de la temperatura a nivel mundial, acidificación de los océanos, deshielo de las masas de hielo permanente de glaciares y casquetes polares, elevación del nivel del mar, interrupción de la corriente termohalina del Golfo).
  • La perdida de hábitats provoca la desforestación, desecación de zonas húmedas o degradación de los ecosistemas marinos, entre otros problemas. Pérdidas provocadas por la creciente urbanización, el uso del suelo y del agua para finalidades agrícolas y ganaderas. 
  • Cerca del 85% de la energía que consumimos a nivel mundial procede de la explotación de los recursos no renovables que empiezan a agotarse. Por ejemplo, en tan solo un siglo, hemos consumido casi la mitad del petroleo que la tierra ha tardado millones de años en producir... Nuestras necesidades de consumo van en aumento, necesitamos nuevas formas de energía. En caso de los recursos renovables no es mas halagüeño pues también están sometidos a sobreexplotación, como suelo fértil y agua limpia. 
  • Millones de personas trabajan en todo el planeta en condiciones parecidas a la esclavitud para engrasar la máquina del consumo y el imparable proceso de acumulación de capital que requiere el sistema económico capitalista. Un modelo de esclavitud moderna que el sistema utiliza como instrumento para favorecer el consumismo (el alto coste de los precios bajos). Desde que se consolidó la deslocalización de la producción a nivel planetario, en un proceso paralelo a la mejora de las condiciones laborales en Europa y Estados Unidos, las empresas multinacionales escudriñan los rincones del planeta donde las legislaciones laborales son más flexibles y los salarios más bajos. 
Todos estos datos que parecen mentira y que da tanto miedo no son invenciones, ni sensacionalismos, sino que tienen una solida y contrastada base científica y periodística. El mundo está cambiando y la globalización, este sistema capitalista, las políticas corruptas,... ya no funcionan. Afortunadamente, parece que todo empieza a desmontarse poco a poco, parece que los ciudadanos empezamos a despertar de los falsos mitos que nos han hecho creer a través de una propaganda legitimadora de que este es el único de los sistemas posibles, que es el único viable y el más eficiente. Ante este panorama de un sistema extremadamente injusto socialmente, despilfarrador, absurdo  e insostenible, llega el momento de buscar explicaciones, queremos respuestas, queremos soluciones reales, queremos que se respeten los derechos humanos, la igualdad y un largo etcétera de necesidades y realidades que atender.

No sabemos el futuro que nos depara pero podemos hacer algo al respecto. Echar balones fuera y colarlos en los tejados de los políticos, empresas y otras organizaciones no nos exime de responsabilidad. Tenemos la información al alcance para nutrirnos de conocimiento y tomar las medidas para dejar de ser manipulados por la industria alimentaria, textil, tecnológica, etc. Es necesario poner en marcha el movimiento/acción para el cambio. 

La tierra, esta que nos sostiene y nos mantiene, está llamando a gritos para que comencemos una transformación profunda que pasa por reconocer que el viejo sistema no está funcionando y es necesario, un cambio de políticas empresariales, sociales, de dogmas, de materialismos, apegos, un cambio de nuestra cultura, una nueva forma de vivir, de relacionarse, una nueva forma de concebir la vida en el planeta. Y ese cambio tiene que empezar desde nosotros, con pequeños gestos que accionen el movimiento para el cambio a gran escala. 

¿Qué podemos hacer al respecto?. Siendo ejemplo de consumidores responsables. Comenzando por la concienciación, con el compromiso para hacer pequeños cambios en nuestra forma de consumo que poco a poco irán creciendo por voluntad propia.  

Próxima entrada con mis propios compromisos adquiridos...

Nota: Las fotos son en la Exposición "Experimento 2100" del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, MUNCYT, de Alcobendas y producida por Fundación "La Caixa" (Hasta Abril 2017). Recomendable para mayores y pequeños. 

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